martes, 25 de enero de 2011

LA SABIDURIA DEL SILENCIO

Nos hemos acostumbrados a creer que la felicidad es una especie de competencia olímpica para tener más, ser más exitoso, sentir más placer y hacer más cosas...
Ahora los investigadores del Laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Wisconsin nos dan una sorpresa de fundamentos científicos. El hombre más feliz del planeta es un individuo que no es dueño ni ejecutivo de ninguna de las compañías del Fortune 500, no tiene relaciones sexuales desde hace más de 30 años, no vive pendiente del celular, ni tieneBlackberry, no va al gyn, ni maneja BMW, no viste ropa Armani, ni Hugo Boss, desconoce tanto el Prozac como el Viagra o el éxtasis y ni siquiera toma Coca-Cola.
En suma el hombre más feliz del planeta es un hombre que no tiene dinero, éxito profesional, ni popularidad.
Su nombre es Matthieu Ricard, francés , occidental por nacimiento, budista por convicción y el único entre cientos de voluntarios cuyo cerebro no sólo alcanza la máxima calificación de felicidad prevista por los científicos(_0,3) sino que se salió por completo del "felizómetro":_0,45.
Los 256 sensores y decenas de resonancias magnéticas a las que Ricard se sometió a lo largo de varios años para validar el experimento no mienten:
Allí donde los niveles en los simples mortales es muy alto, _estrés, coraje, frustración_en el cerebro de Ricard estas sensaciones negativas sencillamente no existen. Por el contrario, ahí donde la mayoría de los voluntarios mostró bajísimos niveles_ satisfacción y plenitud existencial_ Ricard superó todos los índices. Dando origen al título:"el hombre más feliz del planeta" ( www.el mundo es, 22de abril).
Lo paradójico del caso no es que él sea un hombre tan feliz, sino cómo llegó a serlo: Desprendiéndose de todo aquello en que los occidentales suponemos radica la felicidad: fe en un Dios salvador, éxito profesional, pericia científica, dinero, posesiones, relaciones humanas y consumo, consumo, consumo...
Y es que Ricard no es ajeno a todo esto: hijo del miembro emérito de la Academia Francesa "Jean Francois Revel, Ricard no se dejó deslumbrar por el ateísmo ilustrado de su padre, ni por su fe de nacimiento, tampoco sus estudios de genética celular en el Instituto Pasteur le trajeron la satisfacción deseada. Con el mundo a sus pies y a punto de convertirse en una eminencia científica un buen día decidió que ese no era el mundo que quería para su vida, Se fue al Himalaya, adoptó el celibato y la pobreza de los monjes, aprendió a leer el tibetano clásico e inició una vida desde cero. Hoy es la mano derecha de Dalai Lama y ha donado millones de euros( producto de la venta de los libros) a monasterios y obras de caridad. Pero eso no es la causa, sino la consecuencia de la felicidad...
La causa hay que buscarla en otro lado y no es ningún misterio. Se llama PLASTICIDAD DE LA MENTE. Esla capacidad humana de modificar de modificar fisícamente el cerebro por medio de los pensamientos que elegimos. Resulta que al igual que los músculos del cuerpo, el cerebro desarrolla y fortalece las neuronas que más utilizamos. A más pensamientos negativos, mayor actividad en el córtex derecho del cerebro y en consecuencia mayor ansiedad, depresión, envidiay hostilidad hacia los demás.
Por el contrario quién trabaja en pensar bien de los demás y ver el lado amable de la vida ejercita el córtex izquierdo elevando las emociones placenteras y de felicidad.
Ricard advierte que no se trata de decidir ver la vida en rosa de un día para otro, sino de trabajar sistemáticamente en debilitar esos vínculos de infelicidad que tanto hemos fortalecido y paralelamente comenzar a ejercitar los músculos mentales que nos hacen absoluta y directamente responsables de nuestra propia felicidad.
(M. Ricard "En defensa de la felicidad" Edic. Urano )

1 comentario:

  1. Excelente este fragmento, fue un placer leerlo. Vamos a adquirir el libro para nuestra Biblioteca

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